Debajo de mi cama hay un tapiflex, y debajo del tapiflex un canapé.
Que es un canapé, pues es un cajón grande donde guardo todo lo que no necesito nunca.
Mas nada más acostarme me acuerdo que mañana necesitaré un jersey porque dicen que hará frío. ¡jo! Me levanto y tengo que abrir el canapé. Si lo levantas con cuidado como no lo hayo yo, la cama se te deshace.
Pero bueno vayamos a debajo de mi cama, abro el canapé que es ese cajón tan grande que cuando quiero buscar el jersey encuentro el bikini que no encontré este verano y hasta el bono-bus del mes pasado que no pude terminar de usar y yo sabía que le tenía guardado.
Encuentro la camiseta negra que me hace tan delgada y la chaqueta que me queda pequeña pero que me tendré que poner porque no encuentro el jersey.
Y después de encontrar esto vuelvo a hacer la cama que se deshizo al abrir el canapé. Pero lo que no os he contado es que el canapé lo he estropeado, se me quedo encajado un pequeño botón de la chaqueta nueva dentro del elevador, pero como yo necesitaba la chaqueta tire de ella con tan mala pata que rompí, la chaqueta, el botón y el elevador.
Ahora no se queda vertical, con lo que tengo que sujetarle con el brazo izquierdo, para con la mano derecha coger lo que necesite, que encima siempre está en el punto más lejano de mi mano.
Esto no lo sabe nadie, porque el canapé es nuevo y lo he roto yo, mas creo que me descubrirán ya que mi madre insiste en que hay que limpiar debajo de la cama.
Como mueva el canapé se me descuajaringa la cama. Y como la tengan que arreglar me veo durmiendo con mi hermana.
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